No esperaba este golpe de tristeza en pleno verano. Surgió de la nada, devastando mi vida y convirtiéndome en ese otro del que no hablo, del que no quiero tener memoria, ese otro que sabe que la vida nunca será lo que soñó, lo que quiso. Un golpe de tristeza que hace que se caiga el castillo de naipes de las ilusiones, que borra la dicha del sol, y de las largas tardes de charlas y caminadas, de la bicicleta del verano y de los días de nadar, nadar para sentir que sigo vivo. Pero ahí está la tristeza y me sonríe, pues también me ama.
No soy el mismo, soy otro, una vez más otro, no me veo igual, no siento lo mismo ni pienso lo que ese otro que fui . He desandado calles y ciudades, conocido y amado mujeres, las he nombrado en mis poemas o en mi sonrisa alguna tarde de otoño en que me sentí vulnerable a la belleza de una mujer que me miró como si en ello le fuera la vida. Nadé el Caribe, el Mar Rojo, el Atlántico y el Pacífico y me asoleé en una playa del Índico donde sus habitantes soñaban en portugués. He cambiado tantas veces de piel, de ver la tristeza y la incertidumbre de la vida como las sombras que me siguen cuando me alejo de algún yo que ya no soy. Ya no soy ese que se enamoró de una mujer que escribía besos llenos de promesas en mi espalda, y que juré amar para siempre. Ella con la que un día al vernos de nuevo por un instante sentimos la dicha de esos lejanos recuerdos que aún caminan por...
A punta de sueños creé una vida en mi imaginación. Muchas veces me conté las historias de mis aventuras por los caminos que no recorrí, por los cuerpos que no fueron míos y las veces que imaginé despertar en brazos de las bellas mujeres que no conocí. Viví en la imaginación una vida llena de vidas. Viví como quise y no me arrepiento porque cada vez que crucé esa puerta de la imaginación fui más yo que nunca. Pero un día llegó ella, amada por la realidad y por la vida, y me sacó con una sola mirada de mi imaginación para llevarme a la suya. Entré en la ciudad secreta de sus sueños y al despertar en ellos supe que había llegado a mi destino, que ella era mi realidad.
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