Poemas de la vejez o del adiós

Yo aquí solo y tú  tan distante. Yo aquí, al otro lado de los sueños, susurro tu nombre como único conjuro  contra la soledad. 

Fue un titubeo casi imperceptible, un instante de duda, un breve silencio, y sentí ese vacío en el estómago que presagia lo malo. Ya te había perdido antes de que tú lo supieras.

Mi amor  sigue siendo infinito en este instante en que una vez más te vuelvo a ver por primera vez.

Esa noche  renací en su mirada. La amé  hasta altas horas  de la madrugada. Floreció en mis brazos y fui feliz en sus sue ñ os. Me enamoré para siempre. Esa noche toda ella era primavera.

Si me quiero, es porque vivo entre tus sueños. Si sueño, es porque soy tuyo. Si vivo, es porque muero de amor por ti. Si amo, es porque existes  siempre, tú, mía, una vez más, tú, cada día.

Esa dicha que me embarga esa alegría esa sonrisa inesperada para los demás, ese susurrar canciones al oído del viento ese achinar los ojos sin razón aparente ese sueño escondido en mi memoria ese latir acelerado del corazón algunas tardes al ver una foto de otros días, pero tambíen esa tristeza que no me deja, ese suspiro clandestino esa nostalgia que me acompaña en julio, es un amor secreto un amor callado un amor infinito un amor interminable, en fin, eres tú.