No eres la herida ni la ausencia
No eres la herida
ni la ausencia
ni el silencio que me acompaña,
ni el dolor
que me da al oír tu nombre.
No eres ya mi vida
ni el baile
ni la risa
ni el amor
ni el verano o la primavera.
No eres siquiera un recuerdo
ni julio
ni la última hora de la noche
ni la estrella más brillante
ni el suspiro de una muchacha.
No eres ya nada mío,
ni siquiera una foto perdida,
más siempre
serás esa diaria muerte mía
de seguir amándote.
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